El 2017 ha sido un año notable para NJPW y por ello me cuesta mucho hacer este artículo, ir más allá de lo bueno. Pero aún las mejores empresas tienen sus puntos bajos y esta no es la excepción. Aclaro antes que nada que no mencionaré mucho los mejores combates en específico, ya que estoy preparando otro texto asociado al tema.
Lo bueno
Desde hace años el nivel in-ring de NJPW es remarcable y aún así el 2017 ha sido sobresaliente. No tiene nada que ver con las enormes puntuaciones de Meltzer, ya que incluso algunos de los combates que él no tomó tan en cuenta han sido parte de ese nivel tremendo. Y la mejor señal de esto es que no es una tendencia de uno o dos luchadores. No, ha sido un gran año tanto de Okada, Omega, Naito, Tanahashi y KUSHIDA. Y algunos no tan buenos para brillar como Bad Luck Fale han sorprendido sacando su mejor cara.
A pesar de lo anterior no es difícil determinar la importancia de esa figura que ha brillado más que el resto. El señor Kazuchika Okada ha tenido notables combates con Omega, Shibata o Suzuki, pero hay algo que puede definir aún más a un buen luchador y es la constancia. Le sacó a Cody Rhodes el combate menos indecente de su carrera y tuvo posiblemente el mejor rendimiento de todo el G1 Clímax. El hecho de que lo mejor en los rings de NJPW sea precisamente el ace habla bien de Gedo y su toma de decisiones.
Otro logro a considerar es la consolidación de Kenny Omega como la estrella internacional de NJPW. En 2016 llegó de la división junior y el ascenso resultó tan meteórico que para todos fue un shock que él y no Naito ganara el G1 Clímax. Pero luego tuvo un gran main event de Wrestle Kingdom con un combate considerado por algunos como uno de los mejores de todos los tiempos. Ese 4 de enero cambió la percepción con respecto a Kenny, ahora veían que él merecía estar ahí. Desde entonces, pocas dudas caben de que al menos fuera de Japón 2017 ha sido el año de Omega.
Hay otros luchadores revelación que han sorprendido aún más que Omega y ambos son ingobernables. Por un lado Evil, que de ser irrelevante en el 2016 en el plazo de un año ha vencido a Okada, Tanahashi y Suzuki, y se ha adjudicado junto a Sanada el torneo de la World Tag League. Y por el otro Hiromu Takahashi que llegó venciendo al campeón junior para conservar medio año el título y a día de hoy ser un candidato a recuperarlo. Finalmente hay que destacar también el notable progreso de Juice Robinson, quien si bien no ha sido muy protegido en kayfabe, ha crecido a pasos agigantados en el ring.
De la rivalidad del año, tengo que destacar por sobre todo el conflicto de antología entre Naito y Tanahashi. El luchador que fracasó tratando de ser babyface enfrentando al babyface más icónico actualmente y que con su nuevo gimnick llega despreciando todas las tradiciones, y en tres combates que en mi opinión conforman la mejor trilogía del año. Destacar además que Naito es el ganador del G1 Clímax 27, lo que le asegura el main event del próximo Wrestle Kingdom, la gran oportunidad por el IWGP Heavyweight Championship y tal vez un lugar aún más destacado a lo largo del 2018.
Finalmente, hay que mencionar también los regresos de Minoru Suzuki y Kota Ibushi, quienes con su carisma y tremendo in-ring siempre son un aporte. Además están más que capacitados para ocupar roles en el escena titular cuando sea necesario. Definitivamente me faltan palabras para repasar otros grandes momentos y luchadores, como el run de Shibata en el main event, el retiro con matricula de honor de Nagata del G1 Clímax o la storyline de redención de KUSHIDA. El año 2016 estuvo lleno de incertidumbre por las salidas de Nakamura, Styles, Anderson y Gallows, pero a lo largo de este 2017 la empresa ha demostrado tal fortaleza que esa crisis parece algo totalmente anclado en el pasado.
Lo malo
Es difícil hablar de sobrevalorados o infravalorados en NJPW, ya que generalmente se premia el buen desempeño in-ring y cuando no lo hace es porque bien no lo puede considerar por edad (Kojima) o porque la lealtad del luchador con la compañía es dudosa (Ibushi). De hecho, bajo esas características como mucho podría decir que Michael Elgin fue el infravalorado más notable del año y aún así le dieron sus momentos. De los sobrevalorados podría destacar a Goto, pero realmente sobresalen más algunos de los que llegaron por pactos con otras empresas y con ellos nos referimos a Ricochet, Marty Scurll y por supuesto Cody.
A veces creo que Cody se puso de apodo “la pesadilla americana” porque es una verdadera pesadilla verlo de visita en NJPW. A la empresa japonesa le importa por sobre todo dar buenos combates y eso es a la vez lo que buscan sus fans, por lo tanto es lógico que se le juzgue por ese aspecto. Que venga entonces un tipo a dar puras actuaciones mediocres y que más encima sea presentado como un luchador importante, es muy chocante con respecto a cómo se trabajan normalmente los combates importantes de la compañía. Como para empeorar, se nota que la grada japonesa se da cuenta porque con cada aparición suya las reacciones son mínimas.
La sobrevaloración también puede extenderse a lo que ocurre en el ring y aquí me detendré en un combate que pudo haber sido una genialidad, pero que terminó siendo el reflejo de que tratar de forzar la grandeza no es lo mismo que esperar a que esta llegue de manera orgánica. Okada junto a Omega en Dominion haciendo tiempo para que se cumpla una hora de combate y tratando de que salga algo bueno fue un fracaso entre las inconsistencias de ofensiva y selling, y los tiempos muertos llenos de comebacks milagrosos por el final. Pero no fue culpa de ellos, sino que de los bookers que les piden semejante espectáculo en una hora.
Otro caso complicado del año ha sido el de Minoru Suzuki y su stable el Suzuki Gun. Como gimnick es un stable interesante y pintoresco que le da prestigio a su líder, Minoru con todos esos tipos siguiéndolo parece un jefe de la mafia. Pero el problema es que han tenido la tendencia de intervenir tanto en sus combates, que varias veces en el año los echaron a perder, dado que el espectador pierde el hilo de las buenas fases de dominio que Suzuki por si solo puede hacer muy bien. Con destacar que en sus dos mejores combates en NJPW 2017 (ambos con Okada) el Suzuki Gun apareció, fue expulsado rápidamente y no influyó en el desarrollo.
Si bien el manejo de la empresa en relación a las divisiones individuales ha sido notable, decae totalmente con las tag teams, tanto cuando se trata de la junior como de la heavyweight. La junior naufraga en un mar de desinterés, al nivel de que tienen que recurrir a los Young Bucks en cada show importante para que tengan un combate en la cartelera. Y en la heavyweight si es posible ha sido peor, aún a pesar del aporte de TenKoji y War Machine. Fue una estupidez total que tantos combates importantes de la división en el año hayan resultado ser triple tag teams que poco van a aportar en desempeño in-ring.
Lo feo
Mas que feo, lo realmente horrible ocurrió el 4 de abril en el PPV Sakura Genesis. Y no, claro que no me refiero al tremendo combate del main event sino que a la lesión que le pudo costar prácticamente la vida a Katsuyori Shibata. El pro-wrestling es peligroso y siempre hay riesgos, Shibata expuso demasiado su cabeza y ahora paga las consecuencias. Lo importante es que sobrevivió y por como se pudo apreciar en la final del G1 no quedó ciego ni invalido. Pero no creo que vuelva a luchar de nuevo. Muy lamentable, considerando que tenía uno de los mejores in-ring de toda NJPW. Este año la compañía ha perdido un grande.