Wrestlemania 34 ha sido, sin duda, el punto más doloroso de la carrera de Roman Reigns. Muchos se han tomado como un triunfo personal lo que le sucedió a “The Big Dog”. ¿Hasta que punto es esto algo tolerable?
Cuando se habla de Roman Reigns, la polémica está servida. Da igual lo que haga, porque este tipo es al wrestling lo que el Real Madrid es al fútbol. Su legión de seguidores es enorme, pero más si cabe es su legión de haters. Cuando triunfe se le pondrá en duda y cuando falle se le hará picadillo, con montones de “expertos” disfrazando el odio hacia su persona con argumentos claramente dirigidos al desgaste.
Poniéndonos en perspectiva, es comprensible que Reigns fuese rechazado a partir de su enorme push inicial. Pese a su gran futuro, el tipo no había demostrado demasiado de manera individual, y ante la inminente recuperación del absoluto ídolo del momento, Daniel Bryan, fue preso de un odio desmedido por parte de la comunidad. También por mi parte, cuando era un fan inmaduro y que pensaba más en su interés como seguidor que sobre la realidad.
Reigns aceptó un push que absolutamente cualquiera habría aceptado, porque se veía listo. Luego lo demostraría con hechos, pero hasta ese momento el pecado por el que Reigns sufrió un calvario en aquellos meses fue que la empresa decidiese confiar en él. Nada más. La empresa confió en él y solo por eso se le ridiculizó, se le acosó personalmente y se le amenazó. Todo sin posibilidad de réplica mientras Roman leía (malamente) un guión que no le representaba.
A partir de ahí Roman no paró de crecer. A día de hoy, el tipo que no crea que Roman Reigns es, como mínimo, un buen worker puede coger la puerta de salida y dejar de leer. No hay conversación posible cuando niegas esto. Te puede no gustar Reigns, pero es el único tipo que ha dado su nivel in ring con tanta consistencia en estos últimos años.
Por si fuera poco, su famoso bookeo de Superman es mucho menos exagerado de lo que se nos quiere vender. Reigns ha perdido VARIOS combates de forma totalmente limpia en este tiempo. Ha sido destrozado incluso y, pese a su sobreexposición, hay que tener en cuenta que se le ha bookeado como a lo que es: La gran apuesta de una empresa como WWE.
Se puede estar o no de acuerdo con esta elección, pero Reigns ha sido, directamente, el cabeza de turco que ha elegido un sector tóxico de aficionados. Esos mismos hipócritas que, abuchean hasta la muerte a un tipo que está haciendo genialmente lo que le piden y que cuando aparece en televisión el verdadero responsable de la situación, Vince McMahon, le hacen reverencias.
Reigns lleva 3 años a un nivel in ring tremendamente bueno, coleccionando varios de los mejores combates que ha tenido WWE, ante rivales muy variopintos y siendo ridículamente consistente en TV matches. También es innegable su mejoría en segmentos y micrófono. Le costó, pero Reigns ha pasado de ser un tipo francamente malo al micrófono a ser alguien que si bien no brilla demasiado, tiene promos muy interesantes y se muestra cómodo.
Reigns rinde casi siempre, pese a tener que aguantar una situación terrible. La presión que recibe por parte de aficionados más su propia responsabilidad como ace es gigante, pero muy buena parte de aficionados no se lo reconocerá. Es tan simple como que esta gente no atenderá a razones.
Hay que ser una persona muy triste y cegada por el odio para que una persona del mundo del entretenimiento te haga sentir ganas de desearle lo peor a él y a familiares o para que tu diversión pase por boicotear absolutamente cada intervención suya, pese a que el contenido que ofrece es, objetivamente hablando, bueno. Reigns ha dado combates excelentes en los que esta gente se ha dedicado a boicotear e ignorar pese a haber pagado una entrada. Querer enfadarse para no reconocer que el tipo que tienes delante es bueno, sí, pero que como a ti te cae mal no tiene tu respeto.
Tras su combate contra AJ Styles se leyeron comentarios como “menudo carryjob” o “sigue haciendo 4 moves”. El “solo sabe empujarla el put0 Cristiano Ronaldo” en el wrestling.
La libertad de expresión es absolutamente fundamental, pero creo que al pagar una entrada aceptas un contrato no escrito. Como quien va a la ópera y se pone a mirar el móvil o como quien acude a una boda y se viste con algo que no sea ese deportivo Adidas del año 97. ¿Tienes derecho a abuchear? Claro que sí, pero tratar de boicotear un show como se ha propuesto cientos de veces y se ha logrado en varias, hasta el punto de arruinar el producto ofrecido porque una parte minoritaria (la que quiere secuestrar el show) de ese público lo desea es infantil, estúpido y egoísta.
El colofón final a ese desplome que ha tenido Reigns ha sido este main event de WM 34. Era el día de su coronación como ace, un día en el que era evidente que el único resultado correcto era su victoria. Después de tanta inversión la victoria de Reigns para pasar a una nueva etapa, fresca y en la que Roman no tendría por que ser el Dios que ha sido Lesnar, todo se fue al carajo con este resultado.
Sin el mismo apoyo del público, pero con una situación calcada, vimos como NJPW destrozaba los sueños de Tetsuya Naito. La crítica a la compañía nipona fue moderada, mientras que la culpa de todo lo que hace WWE no solo recae en la empresa y en Vince, sino en el propio luchador como si cumplir órdenes de quien le paga fuese malo. Esta noche, Reigns vio como sus sueños se iban por el retrete y como su frente era destrozada y abierta por ese mismo part timer al que tanto habéis criticado para recibir mofas y culpas.
La tóxica situación me recuerda a la que tienen los aficionados del Real Madrid con su jugador Karim Benzema. Muchos le cogieron asco desde el primer día, por no ser el prototipo de delantero que ellos querían, pero al menos su máximo de críticas ha llegado con el peor rendimiento de este. Con Reigns la situación es aún más ridícula, porque da igual lo muchísimo que ha mejorado o el mayor número de derrotas que ha acumulado, ya que las críticas van en aumento.
La situación irónica, porque el fanático está frenando su propio disfrute. La inversión en Reigns ha sido colosal y la WWE, con mucha razón, ha apostado por él como emblema al encarnar perfectamente la idea de la empresa. Parece lógico que quieran, al menos, salvar su inversión. Cada hateo inmerecido, cada insulto y cada boicot alargan un proceso que debió darse mucho antes, pero esta situación ha llevado a un punto crítico de divorcio.
La WWE sabe que el público es soberano. Cualquier empresa sabe que debe vender su producto y lo hace como buenamente puede. La empresa no es tonta y sabe lo que sucede con Reigns, pero también sabe que muchas veces, el público no puede ser la única referencia.
Si vas a los comentarios de Youtube o tweets con más interacciones en el ámbito del wrestling te encuentras disparates absurdos. Volviendo al símil futbolístico si fuera por la afición del Madrid,el equipo jugaría con 4 delanteros, sin Casemiro y con Isco como referencia absoluta. A buen seguro, los blancos tendrían un palmarés mucho más reducido, pero los cuñados piperos estarían maravillados con las bicicletas de Pintxisco.
La WWE confía en personajes capaces de brillar en televisión y en el mundo del entretenimiento, capaces de convertirse en iconos y que den una imagen de marca. Señores, Bryan era una marca y Punk también lo fue. Pero no todos pueden ser la cara principal de una empresa que apuesta por la globalización y la imagen. Y, siento que esto os de de bruces con la realidad, necesita a tipos como Reigns.
Sin el hate injustificado, Roman tendría una base de seguidores similar y una base de gente indiferente similar. A buen seguro, habríamos pasado de fase y habríamos visto un producto más fresco. Pero mientras esta gente se empeñe en deslegitimar con comportamientos infantiles y tóxicos, una situación plagada de matices en tono gris seguiremos con esta guerra civil que no favorece a absolutamente nadie.
Y en pleno fuego cruzado, Reigns lleva años como referencia de ventas y siendo un atractivo reclamo para un enorme sector de aficionados y patrocinadores, así como un luchador confiable. Por otro lado, buena parte de la gente que le rechaza y se limita a ser un aficionado responsable, abuchea y contribuye también a crear ambiente y tensión.
La WWE la ha fastidiado enormemente en mil ocasiones, pero que estemos en este punto es culpa de muchos factores. Una presentación terrible contribuyó a crear odio y rechazo, pero en muchas ocasiones esto se ha pasado de revoluciones. El desacuerdo es entendible. La personificación del odio en una víctima, es simplemente cruel.