Hoy en día, el tema caliente en el wrestling es el combate que hubo entre Undertaker y Goldberg. No por su calidad en el ring, sino que por la horrible performance que entregaron. No obstante, la imagen que ofrecieron no es nueva. En Wrestlemania 33, The Undertaker ya había tenido uno de los peores combates que recuerde en mi vida. Cuando por su claro desgaste físico era incapaz de levantarse del suelo o incluso, de sostener la Hell´s Gate con Roman Reings.
A decir verdad, llevamos años viendo enfrentamientos parecidos. Encuentros insertos en la parte alta de la cartelera con el protagonismo de leyendas que ya no tienen nada que ofrecer. Luchas que a veces salvan algo (aunque su calidad es enormemente exagerada por la nostalgia) y que otras veces inspiran lástima por esos pobres viejos.
No voy explayarme mucho sobre lo malo que es el que ocurran estos combates. Pero a modo de resumen:
- Las leyendas obstruyen el desarrollo de nuevas estrellas, ya que estos choques suelen ser de los más importantes en cada PPV.
- El legado de estos luchadores se va deteriorando, conforme comienzan a ser recordados por estos pésimos matches.
- Quedan expuestas, tanto la salud de la leyenda que se expone al combate como la de su rival, dada la falta de practica en el ring del primero.
Volviendo al título del artículo, me propongo a analizar las responsabilidades de que estos encuentros horribles sigan ocurriendo y quizás por cuanto tiempo más. Creo que en parte es por culpa de la empresa, en parte de las mismas leyendas y en parte de los fans.
La empresa
Partamos por la institución que lo organiza todo. No creo que la empresa sea inconsciente con respecto al problema. Pero creo que ven las ganancias fáciles y por eso se siguen arriesgando. Mismo punto que se ve reforzado, cuando resulta que a los jeques árabes les encantó el rollo de traer leyendas y es lo que más piden en ese acuerdo multimillonario.
No cabe la duda de que como jefe absoluto, Vince (otrora un creador de grandes estrellas) tiene buena parte de la responsabilidad de esto. Pero dudo que sea él solo quién salió con el plan de traer leyendas. Lo pienso cuando miro a Triple H, precisamente una de esas leyendas que ya no está sumando y que aún así tiene los duelos más largos de cada Wrestlemania.
Las leyendas
– “Undertaker, si no participas en el PPV de Arabia, mataré enfrente tuyo a Michelle y luego a cada una de tus hijas“. – “Esta bien Vince, haré lo que quieras ¿dónde debo firmar?“. Ese diálogo no ocurrió, pero por como la gente critica a WWE y luego lo defiende a él o su leyenda favorita de turno, pareciera que si.
No porque a la empresa se le ocurra que es muy buena idea enfrentar a dos tipos acabados, quiere decir que eso vaya a ocurrir necesariamente. Y es porque ese luchador siempre puede negarse si quiere, ¿o es que acaso creen que Stone Cold no lucha en Wrestlemania porque WWE no lo quiere de vuelta? No, es porque Steve Austin ha tenido la dignidad de negarse categóricamente a salir del retiro cada vez que se lo han pedido.
Las leyendas tienen tanta culpa como la misma WWE. Ahí salen otros típicos argumentos para defender al luchador. Por ejemplo “lo hace por amor al wrestling“. El Undertaker ama el wrestling. Lo ama tanto, que cuando tuvo que elegir entre WrestleMania 35 y el nuevo evento en Arabia, se ausentó del primero y fue al segundo. Dejó tirada su presencia en el magno evento por un show que avergüenza a espectadores de wrestling por todo el mundo. Ahí está su amor por los petrodólares, digo, wrestling.
El otro argumento que siempre leo es “lo hace por su familia“. Ok, te lo puedo comprar si es uno de esos luchadores que tras salir de la empresa quedaron en la ruina económica y no tienen otra forma de pagarse un buen retiro.
Ninguna de las leyendas que dan pena en los shows importantes de WWE es pobre y debe luchar para alimentar a su familia. Por ejemplo, se estima que The Undertaker tiene una fortuna de 16 millones de dólares. Es decir, el equivalente a dos de esos barriles llenos de dinero que tenía Walter White en los capítulos finales de “Breaking Bad”.
Los fans
“Amigo, no sabía quién iba a estar en esa mesa del Axxes hasta que llegó… ¡Bobby Lashley!”. Este diálogo si ocurrió, lo tuve yo con otro fan chileno saliendo del Axxes de Wrestlemania 35. El tipo estaba tan maravillado con ese rostro del pasado que hoy en día no aporta nada, que me hizo reflexionar.
La empresa hace estos combates porque es rentable a corto plazo. ¿Y qué los hace rentables? Fans encantados con tipos que ya no ofrecen nada nuevo, pero que tienen un gran pasado. Las leyendas siempre suelen recibir ovaciones fáciles en cualquier lugar. El tema es que esos fans sepan ser objetivos con el producto. Abrirse a las opciones actuales del show, en vez de criticar la “falta de carisma” de cada cara nueva que se les aparece.
Por poner un ejemplo, se sabe que el Finger Poke of Doom fue devastador para la audiencia de WCW. Un “combate” en el que Hulk Hogan se coronaba campeón mundial una vez más. La gente le dio la espalda a Hogan a pesar de ser una leyenda, porque estaba harta de él. Pero yo no veo a gente harta de manera masiva con el Undertaker, Triple H o Shane McMahon. Por más que el Deadman especialmente, inspire lástima una y otra vez.
Al final puede que la opinión de los fans cambie finalmente. Cuando The Undertaker u otra leyenda de turno tenga un accidente grave en algún enfrentamiento y quede paralítico o se muera. Cuando ocurra claro, me imagino que saldrán en masa los fans a decir: “¿pero cómo es que seguía luchando con ese estado físico?“.