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Lucha Libre y los horrores de la Segunda Guerra Mundial: El caso de Samson Eilen

Revisión del caso de Samson Eilen. Un judío dedicado a la lucha libre que fue obligado a trabajar para los nazis en medio del Holocausto.

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Lucha libre y una trágica historia

Para la sección “This Isn´t Wrestling” he pensado abordar lo peor de lo peor en la lucha libre. Luchadores que la jodieron en el negocio o casos como este, donde el sujeto está involucrado en la lucha libre y termina experimentado algo que lo redefine por completo: trabajar para los nazis.

La carrera de Samson Eilen

Yakov Kozalvich nació en Krynica, Polonia en 1902. Desde pequeño impresionó a todo el mundo con su poderosa fuerza y ya con 18 años ha sido descrito como un tipo enorme, con un peso de 130 kilos. A esa edad en 1920, emigró desde Polonia a Cuba, donde comenzó a trabajar en un muelle. No obstante, su tamaño pronto le brindó la posibilidad de unirse a un circo internacional. 

Kozalvich no solo luchaba, también hacía demostraciones de fuerza. Algo no raro en una época en que la lucha libre todavía no tomaba forma como un negocio ajeno a los circos.

Dentro del circo, Kozalvich hacía demostraciones de hombre fuerte y también luchaba. Ahí es cuando como luchador adopta el nombre de Samson Eilen. Con Samson, Kozalvich sacaba a relucir su identidad judía, ya que aparte de evocar a un héroe mitológico judío conocido por su fuerza, su traje en el ring incluía una enorme Estrella de David. Entre otros lugares, el circo realizó giras por USA, México y Argentina, lugares donde Samson fue muy bien recibido por las comunidades judías de esos países.

En 1938, un grupo de luchadores del circo que incluían a Samson hicieron una gira por Europa del Este y pasaron por Polonia. De vuelta en su país natal, Kozalvich decidió quedarse a vivir ahí, mientras que el resto de sus compañeros volvían a occidente. Pronto, el luchador formó familia, quizás no del todo consciente de los desastrosos eventos internacionales que se iban a desarrollar en ese país.

Kozalvich trabajando con los nazis

Colaborar de cualquier forma con un ejército invasor parece el peor acto criminal posible, pero ¿Se justifica si de eso depende la supervivencia del colaborador o la de su familia? En el caso de Kozalvich, tuvo esa extraña suerte de ser considerado desde el principio como un judío útil por parte de los nazis.

Para 1941 Kozalvich estaba viviendo con su familia en su natal Krynica, cuando esta es invadida por los nazis. Previamente a la ocupación, los nazis habían bombardeado la ciudad desde afuera y una bomba que cayó en una casa no explotó. Sería Yakov quien se haría cargo, utilizando su enorme fuerza para sacar el dispositivo de 100 kilos de la casa, para luego transportarlo fuera de la ciudad.

Tal como en todas las ciudades invadidas con gran población judía, los nazis separaron a la odiada etnia del quehacer cotidiano en Krynica. Y para eso les crearon un pequeño gueto donde los obligaron a vivir aglomerados. Como Kozalvich había sido bien visto por el asunto de la bomba, fue nombrado como comandante de la policía del gueto. Por supuesto que, entre otros judíos, Yakov se aseguraba un mejor pasar para él y su familia. Pero, aun así, tampoco es que para los nazis dejase de ser un ser repudiable.

Tal como también pasó en las distintas ocupaciones nazis, el gueto fue disuelto y todos sus participantes fueron enviados a un campo de concentración de Treblinka, donde la mayoría fueron exterminados. El campo tenía su fábrica para crear armas de guerra en pro del ejército alemán y era operada por 350 judíos. Y nuevamente confiaron en Kozalvich por su tamaño y fuerza, a quien asignaron como comandante o “kapo”, el prisionero del campo que debía vigilar a otros prisioneros.

La utilidad de Yakov nuevamente le daba facilidades para salvar su cuello. No obstante, tal como los otros prisioneros fue separado de su familia y ahora sí que no pudo hacerlos partícipes de su protección: tanto su mujer como sus dos hijos pequeños murieron en Treblinka. En mayo de 1943, Kozalvich fue asignado a Auschwitz y en el bloque 11, conocido popularmente como el “bloque de la muerte”.

Las tareas de Yakov ahora implicaban distribuirles comida a los detenidos en 28 celdas, despejar el bloque, ejecutar azotes, vigilar que ningún preso escapase y conducir a los condenados al “muro negro”, el lugar del patio en el bloque donde se practicaban ejecuciones masivas. A los ojos de muchos, Kozalvich se había convertido en un verdugo tan malo como los mismos nazis. Finalmente, el régimen nazi cayó en 1945 y con esto también murieron los campos de exterminio como Aushcwitz. Yakov era uno de los sobrevivientes.

La fallida reinserción de Samson Eilen

Tras la segunda guerra mundial, los países aliados decidieron crear el estado soberano de Israel sobre el territorio de Palestina, que era una colonia inglesa. Con esa extraña solución geopolítica, la idea era crear un hogar para los sobrevivientes judíos de la política de exterminio nazi. Ahí Kozalvich llegó en junio de 1946 y se instaló en Holon, donde abrió un quiosco. Pronto comenzarían de nuevo los intentos de reanudar su carrera como forzudo y como el luchador Samson Eilen.

Como todo prisionero en el campo, Kozalvich tenía su número tatuado en el brazo.

En septiembre de 1946, salió en los periódicos la información de que Kozalvich había colaborado con los nazis en los campos de concentración, con tal de salvar su pellejo. La respuesta de Yakov fue que, si bien fue kapo, ayudó a muchos judíos a espaldas de los alemanes. Y, de hecho, hasta presentó judíos que testimoniaron a su favor, alegando que en la práctica salvó bastantes vidas. Pero los rumores continuaron y con el paso de los años fue rechazado por todo circo o empresa de lucha libre posible.

Muchos judíos que sobrevivieron a los campos de concentración murieron prematuramente, a menudo por la depresión provocada por la muerte de otros seres queridos. En el caso de Kozalvich también sufrió depresión, pero más bien por la exclusión que sufrió luego de las acusaciones. Se pasaba durmiendo casi todo el tiempo y dejó de comer. Finalmente, falleció en 1953 con tan solo 50 años de edad en su casa en Holon. 

Hasta el final de su vida, Kozalvich era apuntado como un criminal e incluso, los gobiernos de Polonia y Checoslovaquia solicitaron que fuera extraditado para responder ante sus tribunales. Varias décadas después, la investigación de los historiadores cambió radicalmente la imagen de Yakov. Tomaron fuerza los testimonios de que fue un gran apoyo para los judíos bajo su cargo e incluso, hasta se ha hablado de que fue un héroe en toda regla. La redención definitiva llegó el 2015 con la película “The Kozalchic Affair, donde se trata el caso de este luchador judío y su muy peculiar vida.

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Profesor de Historia, conocido en las redes sociales como Meñique. Bienvenido a un reino en que está prohibido hablar bien de las últimas temporadas de Games of Thrones y dónde la religión oficial es el culto a don Minoru Suzuki.

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