Sin duda, NJPW ha tenido que capear un año infernal. El negocio de los espectáculos y él deporte ha sido uno de los más castigados por esta pandemia, que ha dejado a la compañía en una situación muy complicada. Con todo, se han reinventado como tantos otros negocios, para lograr mantener a flote la compañía y el producto en un año complicado.
Vamos a repasar varios de los claroscuros que ha dejado la empresa del león.
Lo bueno
La organización del retorno a la acción
NJPW se puso manos a la obra en cuanto el gobierno nipón organizó la vuelta a los recintos. Con ambiciosos planes que no siempre llegaron a buen puerto por la desconfianza de la población, NJPW inició el retorno con la NJ Cup a puerta cerrada para posteriormente continuar el año con un calendario muy similar al original, pero a un 50% de aforo.
El público no ha podido cantar como antes y la falta de asistencia completa le ha quitado algo de magia a ciertos eventos y momentos, pero no cabe duda que la labor de NJPW en este retorno ha sido encomiable. Además, no ha habido incidentes graves de salud ni en el roster ni en sus eventos, por lo que los protocolos de la compañía han estado a la altura de los del resto país.
La normalidad en los torneos.
Pese al infierno de la pandemia estallando antes de la NJ Cup y al calendario comprimido, hemos logrado tener versiones muy reconocibles de los cuatro grandes torneos de NJPW. Una NJ Cup a puerta vacía pero con grandes combates y bien bookeada, un G1 Climax que sin ser genial fue capaz de solventar la difícil papeleta y una agradable sorpresa de final de año en forma de un tour para el Best of The Super Juniors y la World Tag League. Estos dos últimos tuvieron un roster más reducido, lo cual llegó incluso a beneficiar al tour final y permitió cerrar con un notable set up para Wrestle Kingdom.
Lo feo
Un Wrestle Kingdom forzado
Tener una pandemia obliga a reformular el calendario y los eventos para tratar de reducir las pérdidas. Esto nos ha llevado a un Wrestle Kingdom que ya está decidido y que será, de nuevo, en dos noches. Al no poder apuntar a ese casi seguro “super sold out” por las limitaciones de aforo, NJPW realizará dos shows con aforo al 50% en el Tokyo Dome para intentar alcanzar unos ingresos que se acerquen a los que habrían dado esa mágica noche de 2021 que ya no veremos.
Como consecuencia, tenemos un extrañísimo booking en el arco de los títulos principales con White, Naito y Kota. Un booking contradictorio, anticlimático y que no habríamos visto en un año normal. Y, ojo, que hasta el título junior se ha visto afectado por una situación similar, aunque mucho más justificada, con El Phantasmo e Hiromu, ambos ganadores de torneos de peso ligero, peleando por la oportunidad de ir a la segunda noche y conquistar el título Junior.
El overbooking en los combates
Gedo en su salsa. El enano barbudo calvo terrorista disfruta con el overbooking como si fuera alguien empeñado en sobreexplotar los peores manerismos de la era de los territorios de USA. EVIL, White, Ospreay… da igual. Si hay un auténtico heel de por medio, no dudes de que verás un exceso de intervenciones que no reforzarán al tramposo pero que harán los combates mucho peores y más aburridos. No es el hecho de que existan trampas, sino lo absurdo y mal ejecutado de estas, así como su abrumadora cantidad. Esta tendencia debe ser limitada en NJPW cuanto antes.
El desprecio al Suzuki Gun
Suzuki Gun es un stable lleno de carisma y de gente que, o es una estrella, o podría desempeñar ese rol. Suzuki, Sabre, Taichi, Despy, Kanemaru, el prometedor Douki…
Pese a esta gran calidad y frescura que pueden ofrecer, los papeles que han recibido por parte de NJPW han sido muy discretos. La división tag sentó muy bien a los Tekkers, pero esta ha perdido algo de importancia con el aborto de la rumoreada rivalidad entre Tana y Kota, Sabre tampoco tuvo este año su ansiada coronación en singles y Suzuki ha sido nuevamente desperdiciado. Su sensacional G1 acabó en un avergonzante record que dejó en la nada su reinado NEVER y que no sirvió ni para historias interesantes, ni para reforzarle a él ni para impulsar a nadie más que levemente a Shingo. Despy tuvo mejor suerte, ya que su BOSJ le ha elevado al punto de que el título ligero acabará en sus manos antes o después.
Lo malo
EVIL y el reinado de Naito
Lo que debía ser un reinado histórico y extremadamente importante quedó interrumpido y bloqueado por la pandemia. Lo que parecía difícil de aceptar, se vio dinamitado por completo por una rivalidad excesiva, horrible y que no llegó a aportar casi nada. EVIL traicionó a Los Ingobernables tras ganar la NJ Cup y capturó los títulos sorpresivamente en un horrible combate en Dominion. Sin separar los títulos, Naito los recuperó en Jingu. Todo parecía haber terminado como un excesivo recurso para capear la situación, pero Gedo volvió a la carga dándole a EVIL una victoria sobre Naito en el G1 que ha hecho que todas sus defensas desde febrero y todos los arcos que se han manejado por los cinturones sean el EVIL vs Naito. Una pesadilla llena de mediocridad en la que solo un combate fue verdaderamente bueno y sobre el que jamás hubo auténtico interés.
Los daños de la pandemia
Por obvio que parezca, lo peor de este año en NJPW ha sido la pandemia. Hemos perdido un reinado deseadísimo, varios meses de eventos, luchas que se han quedado cortas por la falta de ambiente… Con todo, lo peor ha sido la situación que han vivido los luchadores y profesionales de New Japan, que han visto cómo sus sueldos se reducían y su puesto de trabajo quedaba en entredicho. Afortunadamente, la vacuna que llegará desde el inicio de 2021 permitirá retomar una situación muy similar a la normal en los recintos e ir aumentando ingresos.
¿Qué ha sido lo bueno, lo feo y lo malo para ti en este 2020 de NJPW? ¿Cómo habrías sacado adelante estas dificultades? ¿Qué esperas de este 2021? Os esperamos en Disqus para desarrollar estas ideas y recordad que nos vemos en Wrestle Kingdom. A disfrutar, que es wrestling.
Hablando de los torneos de NJPW, puedes revisar lo mejor de la New Japan Cup y también del último G1 Climax.