Foley cuenta que tan pronto supo el resultado del test, decidió aislarse hasta ya no ser una fuente de contagio y poder recuperarse. Dijo que sus síntomas no habían sido graves, solo incapacidad para dormir, dolor de cabeza, dolores corporales, pérdida del olfato y algunos problemas de audición.
“Aquí están mis síntomas: ¡no puedo dormir! Nunca dormí bien, pero aquí son las 5 am y el Hardcore Legend está bien despierto quejándose. La miseria ama la compañía, hermano, tienes algo de compañía en Hardcore Legend. Mente nublada: no puedo pensar con claridad, me fatigo fácilmente y, quizás lo peor de todo, la pérdida de fuerza es increíble”
Mick no murió en la celda infernal ni luego de luchas con planchas electrificadas, mucho menos lo va a matar un virus.
“Me estaba poniendo bastante fuerte, acercándome a los 50 flexiones diarias, y boom, el coronavirus golpea y ahora apenas hago 12 o 13. ¿Sabes cómo las flexiones se vuelven cada vez más difíciles? Bueno, cada una de estas flexiones son más difíciles! Quiero advertirles, exhortarlos, a que se cuiden unos a otros. Y créeme, no quieres entender esto, apesta”.
Sabias advertencias de Mick Foley en época de pandemia. Mientras tanto, hay movimientos antivacunas, gente que cree que el virus no existe o que la vacuna se comenzó a trabajar hace poco y por eso es poco segura. Y no se toman 15 segundos para googlear porqué la investigación avanzó más rápido: incalculables inversiones, trabajo en conjunto de la comunidad científica a lo largo del mundo y avances en ese tipo de coronavirus desde la época del SARS-CoV 1. Pero no se le pueden pedir peras al Olmo. Ojalá la gente con un IQ funcional pueda tomar el consejo de Mick Foley.