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Lo bueno, lo malo y lo feo de NJPW en el 2021

Análisis de lo bueno, malo y feo de NJPW en este 2021. Como la empresa ha logrado sobrellevar la pandemia pero con algunas decisiones malas.

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NJPW y los estragos del 2021

El 2021 ha sido un mal año para NJPW. ¿El peor año de su historia? No, muy difícil que esto supere la época de mediados de los 2000s, cuando tenías campeones como Bob Sapp o a un Lesnar part-timer sin querer defender el título máximo.

Es más, el 2021 de NJPW para mí no supera a su 2020 en lo horrible. Ahí la empresa vivió el peor momento de la pandemia y tuvieron que suspender una cantidad atroz de shows. No obstante, hay problemas del 2021 que incluso han hecho que lo malo de este año opaque a ratos lo del 2020: especialmente, las malas decisiones de bookeo y las lesiones.

En el 2020 la empresa tuvo grandes dificultades para poder hacer shows, pero al menos seguía habiendo cierto momentum. Hoy 2021 la empresa ha perdido mucha popularidad fuera de Japón y el problema ahora es conseguir que la gente se interese por los shows de NJPW.

Vale señalar que este artículo se está publicando a inicios de diciembre, asumiendo que no habrán noticias tan importantes en el último mes del año. Aún así y si se nos queda algo del 2021 en el tintero, ya habrán otros especiales para tratar esos temas.

Lo bueno

El nivel in-ring se mantiene

A diferencia de otras empresas de lucha libre, el enfoque de NJPW es generar grandes combates. No construir personajes, segmentos o rivalidades, la atención se la lleva el nivel in-ring. Y al menos en ese aspecto, la empresa ha logrado dar joyas memorables, al nivel de otros años buenos. Por más que el bookeo es MUY cuestionable a ratos, seguimos teniendo una empresa con una buena porción de nombres extraordinarios en el ring.

El despegar de Shingo Takagi y El Desperado

En tiempos de crisis, a veces hay que tener un plan B. Y usualmente, ese plan B es tan bueno que termina opacando al plan A. Eso para mí, es precisamente lo que pasó con Shingo y El Desperado. Luchadores muy notables que de la noche a la mañana pasaron a dominar respectivamente las divisiones peso pesado y junior.

Kota Ibushi y Will Ospreay se lesionaron, provocando que Shingo recibiera el push de su vida como campeón máximo. Alguien que la viene rompiendo desde hace años, pero que de otro modo, probablemente nunca habría recibido ese grado de importancia. Entre sus casi 40 años y el hecho de que no es originario de la empresa, algo que no suele ser tan bien aceptado.

Por otro lado, Hiromu Takahashi también se lesiona y provoca que por fin, llegue esa coronación junior de Despy que parecía cuestión de tiempo, pero que se había atrasado mucho.

Lo malo

NJPW STRONG: un show que no prende

NJPW STRONG podrá llamar la atención de un nicho, pero claramente, es una porción pequeña del público al que probablemente quería llegar NJPW. Y ni siquiera trayendo invitados conocidos de tierras niponas están logrando generar mucho interés. Si el producto japonés está sufriendo falta de momentum fuera de Japón, su problema no es nada comparado a los de la sede estadounidense.

El bajón de de popularidad de NJPW se potenció con la pandemia, pero los problemas venían de antes. En el 2017 la expansión no sonaba tan extraña porque detrás de WWE habían puras empresas débiles en USA y New Japan podía venderse como una especie de alternativa a WWE, por ofrecer los grandes combates que la empresa de los McMahons rara vez se preocupaban por desarrollar.

Luego de ese inicio prometedor, AEW llegó a romper todo el panorama de USA. Aparte de que deja muy atrás en exposición a NJPW, ellos también tratan de enfocarse en ofrecer grandes combates. Por tanto, no sería descabellado afirmar que le ganaron ese público a New Japan en USA. Y peor, ese mercado terminó de sobrecargar con la resurrección de IMPACT y el ascenso de GCW.

Como si la competencia en el mercado de USA no fuera complicada de por si, mencionar igual que NJPW tiene una impronta de estilo japonés, algo que a veces no va a ser llamativo para el público estadounidense. Es positivo que traten de mantener su identidad, pero la paradoja, es que hacerlo implica aspirar a un nicho muy pequeño.

El Bullet Club en su peor época

Aunque desde sus orígenes el Bullet Club tuvo a Yujiro Takahashi, la gracia del stable siempre fue la de aglomerar gaijins. Y generalmente, ahí estaba el gaijin principal de turno. En los últimos años eso se ha ido perdiendo. Para empezar, porque llegan KENTA y EVIL, entre otros tantos. Luego, resulta que Jay White desapareció y el real líder de este año ha sido EVIL, un japonés.

Por otro lado, surgió The Empire. Otra facción heel principalmente de gaijins y con Will Ospreay de líder, un tipo que hoy está opacando en importancia a todo el Bullet Club. En resumen, podría decirse que en el termino de identidad, el BC quedó desconectado de lo que era la idea original del stable y eso lo hace infinitamente menos interesante que en cualquier otro momento de su historia.

Pensando en la calidad de lo que es el Bullet Club ahora, está muy mal. Su “joyita” en el ring era Jay y sin él tenemos a KENTA, EVIL y un montón de tipos que mayormente no te entran a un top de mejores luchadores de NJPW. El único rescatable es SHO, pero se ve matizado por otro problema grave del actual BC: las intervenciones. El sub stable “House of Torture” tiene el nombre indicado, porque para el espectador es una tortura ver esas luchas nefastas.

La eliminación del título Intercontinental

Hablando de malas decisiones de bookeo, creo que eliminar el IWGP Intercontinental Championship eclipsa a la mayoría de los errores de la década pasada. 

Hacer que un título principal se sienta importante es relativamente fácil, lo metes todo el tiempo en el Main Event y se lo entregas al luchador más protegido. Un título secundario (ni siquiera principal en su división) siempre es más difícil y por eso el trabajo en torno al IC era tan notable. Es un título tan prestigioso que estelarizó un Wrestle Kingdom y estuvo en la cintura de nombres grandes que no fueron campeones mundiales, como Jericho.

Cuando un título se descontinúa, su importancia muere. Quienes hayan inflado su palmarés por ganarlo, son los antiguos dueños de un título que dentro de un par de años nadie va a recordar. Es como si NJPW saboteara su propia historia al hacer esta estupidez. Lo más triste del caso es que crearon el escenario idóneo para que Kota lo perdiera contra Naito y no, prefirieron seguir con la decisión de eliminar el Intercontinental.

La solución de facto es que el NEVER y el USA llegan a ocupar el lugar del IC. Pero tal como la sensación de importancia del IC creció orgánicamente, no es tan fácil reemplazarlos. En su lugar llegan un título que solía ser una papa caliente y otro que tiene un historial de haberse perdido largos lapsos de tiempo en la cintura de Jon Moxley.

Las lesiones y el COVID

No me extendí sobre el efecto de la pandemia, los aforos y todo eso, ya que es un problema que se vio mucho más el 2020. No obstante, el COVID si tuvo algo de protagonismo dentro de los mismos vestuarios. Hubo unos cuantos casos de luchadores perdiéndose combates importantes y por tanto, afectando las carteleras.

Kota se lesionó en medio de la final del G1 y dejó un cierre horrible para uno de los mayores atractivos de NJPW.

Pero este año, el COVID no fue nada comparado con las lesiones. Naito se lesiona la rodilla al principio del G1 y se pierde casi todo el torneo, mientras que Kota le pasa con el hombro en medio de la final misma, algo que de hecho, marcó un precedente histórico. Por otro lado, Ospreay se lesionó el cuello a los meses de ganar el título máximo y tuvo que dejarlo vacante. Lo mismo le pasó a Hiromu en la región pectoral con el título junior.

Vale agregar que eximiendo a Kota, los otros tres casos mencionados ya tienen problemas físicos crónicos asociados a lesiones anteriores. En mayor o menor medida, Naito, Ospreay y Hiromu ya han pasado largos lapsos de tiempo desaparecidos de la programación. Eso es sumamente preocupante de cara al futuro, ya que los tres son nombres importantes para NJPW.

Lo feo

Varias giras individuales en USA

Producto de la pandemia y las restricciones en Japón, NJPW permitió que varios nombres suyos fueran a USA. De ese modo, tenemos gente que se repartió entre NJPW STRONG y empresas como AEW, IMPACT y GCW.

El gran caso positivo fue Minoru Suzuki (más sobre eso en este artículo) ya que luchó en muchos lados y teniendo algunos combates que generaron bastante interés. Pero su caso fue especial, porque hablamos de alguien cuyo acuerdo con NJPW le da mucha libertad. A la mayoría de los otros los vi medio perdidos o desperdiciados, desde FinJuice atascados en IMPACT a un Jay White prácticamente inexistente todos estos meses.

Estas fugas a USA implicaron a su vez un gran problema: luchadores notables que se perdieron muchos shows importantes del año. Esa ausencia se ve especialmente en el G1 Climax, donde tuvieron que recurrir a lo peor de la despensa (Tanga Loa y Chase Owens) para rellenar cupos.

Luces y sombras con Zack Sabre Jr.

ZSJ es un seguro en el ring desde hace muchos años y en este 2021 se ha lucido. Pero al mismo tiempo, siento que es el luchador más infravalorado de la empresa, un B+ player para NJPW. Quedó encasillado en la insulsa división tag team y probablemente le darán una vez más el insignificante título de RevPro cuando Ospreay lo suelte.

El G1 Climax de este año es muy representativo. Las circunstancias llevaron a que por momentum y big wins, ZSJ fuera el nombre indicado para llegar a la final con Okada. Pero no, con un bookeo extraño terminamos llegando a un Okada/Ibushi que además era un combate bastante visto. Por el contraste, en el mismo G1 Jeff Cobb quedó mucho mejor parado. Otro gaijin más que será más importante que ZSJ y que es infinitamente menos bueno que él.

El corto reinado de Kota Ibushi

La coronación de Kota y los combates de su reinado estuvieron bien, poco que criticar. Lo que sí encontré totalmente tirado de los pelos fue que a los tres meses haya perdido el título con Will Ospreay. A Ibushi le costó mucho ser campeón y tuvo que ganar el G1 Climax dos veces para poder tocar el oro por fin. Tanto esfuerzo ameritaba un reinado de largo, no uno que al final del día fue de mera transición.

Por otro lado y en absoluto contraste con Kota, el push de Ospreay se sintió mucho más acelerado y creo que no pasaba nada si esperaban unos meses más o incluso, un año. De un año a otro pasó de junior a heavyweight y después de ser un tipo del mid card a uno del main event.

El nuevo título máximo es feo

Este punto es obvio, salvo para los fanáticos más empedernidos. Tomaron un cinturón muy bello y entregaron a cambio uno que tiene forma de tanga o de calzón. Esperemos que lo de Okada con el título antiguo conlleve alguna estrategia de la empresa para restaurarlo.

Wrestle Kingdom se bastardeó

En el 2022 veremos el surrealista escenario de Wrestle Kingdom con tres noches. La tercera noche será NJPW vs Noah y ahí poco que criticar, creo que si bien podrían haber utilizado otro nombre para el show, tampoco lo veo tan mal.

La critica la hago más bien a lo de las dos noches, lo que se viene haciendo desde el 2020 y que claramente llegó para quedarse. NJPW claramente lo hace por el dinero y considerando que la pandemia les pegó muy duro, se entiende que especialmente ahora quieran capitalizar lo que esté a mano. ¿Pero esto implica calidad necesariamente? Hasta lo que he visto, no.

Cuando divides el show en dos noches, los principales combates siempre se terminan cargando a la noche 2 y la noche 1 se siente como el “show antes del evento importante”. Más encima, me parece que las cards de las dos ediciones que hemos visto tienen combates de los que por poca construcción perfectamente podrían prescindirse. Quedaría mucho mejor si sacas lo más relevante y lo encajas en un solo show, le duela a quien el duela.

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Profesor de Historia, conocido en las redes sociales como Meñique. Bienvenido a un reino en que está prohibido hablar bien de las últimas temporadas de Games of Thrones y dónde la religión oficial es el culto a don Minoru Suzuki.

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