Meses atrás, Hulk Hogan realizó algunos comentarios bastante fuera de lugar, tras afirmar que muchos de los luchadores actuales lucían como si deberían estar empacando sus bolsas de víveres. Un tema que no ha sido exclusivo de Hogan, pues anteriormente luchadores como Kevin Nash o Booker T también han hecho eco de esto.
Más allá si los dichos de Hogan fueron acertados o no, esto originó una discusión interna con mis compañeros redactores a cargo de la página sobre: ¿Cuándo un luchador deja de ser creíble debido al físico?
Cabe aclarar que en este artículo no busco ser la voz de la verdad ni mucho menos, pero sí deseo desentrañar un poco el motivo detrás de esta forma de pensar.
La fantasía de poder como un método de supervivencia
La fantasía de poder es un elemento usado dentro del leguaje audiovisual para vender un producto de cara al espectador/consumidor con el fin de convertirlo en un cliente potencial. Las mismas han estado ligadas a nuestras vidas desde que el hombre dio sus primeros pasos en la tierra, siendo más específicamente un derivado de nuestro subconsciente animal.
En el pasado un hombre de mayor físico era visto como un proveedor potencial por encima de aquel que no era tan dotado físicamente. Basándose en la simple lógica de, ‘A mayor tamaño, mayores oportunidades de conseguir alimento y protección.’ Un pensamiento que está estrechamente ligado a nuestro instinto de supervivencia y por ende a la sexualidad del ser humano.
No por nada las mujeres suelen preferir a los hombres más robustos antes que a uno de rasgos finos y menos fornidos, siguiendo esa idea de que uno tendrá mayor posibilidad de sobrevivir que otro, así que para la hembra es más conveniente emparejarse con un macho que tenga mayores posibilidades de proveer a sus cachorros.
La fantasía de poder como lenguaje audiovisual
En el lenguaje audiovisual la fantasía de poder sigue este mismo principio, pero con fines algo diferentes, si en el reino animal, la idea de un macho grande y robusto significa mayor posibilidad de supervivencia, en el mundo de la mercadotecnia, el mismo se usa como sinónimo de riqueza.
Por esto mismo, no es extraño ver la cantidad de comerciales donde abundan los hombres guapos, altos y fornidos promocionando un reloj, perfume o autos. Siendo que la idea general es vender esa idea de que si uno se ve así, entonces serás más exitoso. Mientras tanto en el caso de las mujeres se usa la misma línea, pero bajo un canon de belleza, ‘si usas este maquillaje, entonces serás más atractiva’.
De acá tenemos que dar el salto a los medios como lo son el cine y la televisión, los más avispados ya se habrán dado cuenta de que este es el mismo modelo bajo el que se rigen este tipo de producciones, teniendo siempre a un protagonista que cumple con cierto prototipo antes que a cualquier otro. Siendo que en esencia estos productos buscan hacer lo mismo, vendiendo esa fantasía de cara al espectador, siendo que una serie con un protagonista guapo, muy seguramente venderá más que una donde el actor principal sea poco agraciado.
De ahí que la mayoría de las películas busquen a un hombre alto y musculoso para interpretar al héroe, mientras la chica protagonista es una mujer bella de rasgos atractivos. Porque seamos serios, por mucho que lo neguemos, nadie estaría dispuesto a ver una serie donde los protagonistas sean personas poco agraciadas, por mucho que nos guste pensar lo contrario. Y no es algo que esté mal por si solo, simplemente estamos respondiendo a nuestros instintos primarios.
La fantasía de poder en la lucha libre
Ahora, una vez dicho esto, pasemos a lo que nos compete. Las fantasías de poder dentro del negocio de los encordados. Si uno echa la mirada para atrás, rápidamente podremos identificar cuantas veces se nos ha vendido la idea del hombre grande como sinónimo de fuerza y habilidad. Desde casos como Hulk Hogan, André The Giant, Ultimate Warrior o Randy Savage; pasando por Undertaker, Diesel, The Rock, Kane, Triple H; hasta un John Cena, Randy Orton, Brock Lesnar o Big Show; para finalmente llegar a un Roman Reigns.
Todos siguiendo un mismo perfil, mismo que te guste o no, está estrechamente ligado a la idea de lo que concebimos como un luchador profesional. En su momento lo comentaba el mismo L.A. Park, con empresas donde antes que nada se pedía una estatura y peso mínimo antes de ingresar a entrenar de manera profesional, siendo en este caso particular por encima de 1.73cm y 80kg.
Algo que puede resultar irrisorio, pero recuerden que Park es un luchador mexicano, donde los habitantes suelen tener estaturas promedio inferiores al 1.70cm. Por lo que en suelo americano el promedio debe estar entre los 1.80cm y los 90kg haciendo un aproximado en base a la información que tenemos.
De este mismo modo, empresas como WWE, TNA o NJPW siempre han buscado mantener esa coherencia respecto a quienes se encuentran en el evento estelar, siendo zonas exclusivamente reservadas para los luchadores de mayor tamaño, dejando a los chicos más bajos relegados al mid-card o simplemente como jobbers.
En casos muy especiales puede darse la posibilidad de que un luchador fuera del prototipo llegue a retar al campeón, en cuyo caso se le suele dar el papel de underdog, mismo que de buenas a primeras, tiene cero probabilidades salir victorioso. Como fue el caso de Sami Zayn en Elimination Chamber.
Siempre bajo la primicia de, ‘Lo que el fan quiere, no es sinónimo de ventas para la compañía.’ Prueba de ello seria el reinado de Roman Reigns, que si bien se ha tornado cansino y tedioso, no ha dejado de significarles grandes puntos de ingresos para la compañía. Termina una decisión acertada desde el punto de vista empresarial.
Deconstruyendo el mito
Entonces si funciona, ¿significa que está en lo correcto? La realidad es que no. Si bien ha habido casos donde el prototipo de luchador grande y musculoso ha demostrado ser un acierto, son más los casos donde el mismo termina siendo un fracaso, tal es el caso de Diesel, Test, Great Khali, Giant Gonzáles o en estos últimos años, Omos. Siendo un constante recuerdo de que no siempre es así.
Curiosamente la mayoría de los anteriormente nombrados sufren del mismo problema, buen físico, pero nulas capacidades atléticas o desenvolvimiento en el micrófono. Quedando relegados a un empaque bonito, pero que en su interior se encuentra completamente vacío.
Mientras por otro lado son impresionantes la cantidad de luchadores talentosos que fueron relegados a la parte baja de cartel debido a ser ‘poco creíbles,’ como lo son los Rey Mysterio, Eddie Guerrero, Jericho, Dean Malenko, Chad Gable, Danielson. Luchadores que lograron demostrar que el físico no lo es todo, sabiendo hacerse de un nombre y legado dentro del negocio, incluso llegando a ser campeones mundiales con grandes reinados.
Prueba de que no hace falta ser un tipo alto y grande para ser buen deportista, ejemplos hay por montones, pero tampoco deseo hacer que este artículo sea más largo de lo que ya es. Pero es evidente que ese pensamiento se ha convertido en un lastre para la industria más que en un referente que debamos seguir a rajatabla.
¿AEW no es creíble o si lo es?
Y finalmente llegamos al tema tabú, AEW, empresa llena de fanáticos y detractores por igual, algunos porque les gusta el producto, otros simplemente porque es la empresa del barrio de al lado y otros más porque simplemente odian todo… como su servidor.
Bromas a parte. ¿Cuántas veces no hemos leído en estos últimos cinco años que los luchadores de AEW no son creíbles? Que si son demasiado bajos, que si mi pierna es más grande, etc. Pero ¿Realmente es así?
Aclaremos una cosa, AEW es una empresa que partió siendo una alternativa al producto mainstream de WWE por eso mismo es natural que se enfocaran en traer luz a esa escena indie la cual muchas veces es dejada de lado por el público casual. Algo que yo personalmente viví en su día, cuando fui el único de esta página que se molestó en hacerles una reseña de sus primeros eventos, siendo que mis compañeros pasaban completamente del tema (agradecimientos a mis compañeros Walter y Carlos quienes me apoyaron al último minuto… no como otros pseudo-drones). Eventos a los que me aventuré sin ningún problema, siendo alguien que ha estado empapado de lucha libre desde que tengo uso de razón, especialmente de la escena indie como lo son GCW, PWG, CZW, ROH, ECW (la original, no ese esperpento creado por WWE), etc.
¿Qué fue lo primero que nos encontramos en dicho evento? Efectivamente, un show donde lo primero que podías respirar era ese aroma propio de la lucha libre independiente. No obstante también veríamos los primeros pasos de quienes en un futuro serían sinónimo de AEW. Pero también de ese repelús que la empresa causaría años más tarde.
Acá no habían hombres grandes, literalmente el nombre más conocido con el que partieron era Chris Jericho seguido por Cody Rhodes. Y antes de que lo pregunten, ¡No!, Kenny Omega y los Young Bucks no eran draws dentro de suelo norteamericanos, siendo que uno fue mayormente conocido por sus luchas con niñas de 7 años y los otros no pasaban de ser los ex Generation Me.
Gente que distaba mucho del prototipo de luchador grande, pero que aún así logró llamar la atención de unos cuantos. De la mano de una buena estrategia de marketing cabe aclarar.
Y así fue como paso a paso llegamos a la actualidad, donde Darby Allin, MJF, Adam Cole, Orange Cassidy y compañía forman parte de las principales caras de la empresa. Siendo el mayor ‘pero’ por parte de los fans acérrimos de WWE, que son luchadores poco creíbles. Seamos honestos muy posiblemente tú que estés leyendo este artículo o yo mismo seamos más altos que Adam Cole, pero de ahí a que podamos meternos a un ring y hacer lo que él hace, es un mundo muy diferente.
Al menos yo puedo admitir que no duraría ni tres minutos en un mano a mano contra cualquiera de los anteriormente mencionados, siendo que esos dos minutos extra fueron la entrada al ring. Critica que además resulta irrisoria cuando hace tan solo unos años la gente pedía a gritos que Adam Cole llegara al roster principal mientras era campeón de NXT (Aclaro que yo no. Me alegra decir que no me gusta desde su debut en ROH).
Así que no deja de ser un comentario a partir de un odio infundado por haber abandonado a WWE. Que seamos honestos, es quizás una de las peores empresas en las que se podría trabajar, llena de acoso, racismo y otros temas dignos de This Isn’t Wreslting.
Pero algo que no se puede negar es que en AEW abundan los mal llamados ‘vanilla midget.’ Mote acuñado por el siempre ‘carismático’ Diesel, Kevin Nash. Que tal y como su nombre lo indica se traduce como enano de vanilla. De verdad si existiera una competencia de ver quien es el más desgraciado del negocio, Nash y Hogan serían candidatos a ganar por goleada.
Talento vs estatura
Si bien me parece un mote completamente ofensivo, es cierto que AEW tiene exceso de luchadores que encajan con este perfil, no obstante creo que se le da mucha importancia a este aspecto. Quizás Darby, Cole o Cassidy no sean los más altos, pero son entretenidos y saben manejarse bien en el micrófono, siendo algo clave para triunfar dentro del mismo, incluso dándose el lujo de tener a un maestro del ‘trash talking’ como MJF.
Por otro lado tenemos a WWE donde hace tan solo unos días vimos a un Finn Bálor superado ante los constantes cánticos del tema de Rollins, aún cuando Seth dejó la puerta abierta para que lo acabara, algo que lamentablemente no pudo hacer. Tan difícil era decir un ‘Shut The Hell Up!’
Otro ejemplo está en Jeff Hardy, el luchador más popular de los 2000’s, que tampoco encajaba dentro del prototipo de WWE, siendo un chico con un aura más cercana a los chicos de las Boy Bands, pero aún así logró despuntar, manteniéndose como uno de los luchadores más over de la compañía, aunque las adicciones terminaron por enterrar el futuro que pudo haber tenido.
Un buen bookeo
Siguiendo con esta misma tónica, tenemos el hecho de que Cassidy y MJF han dado dos de los mejores reinados de la era moderna, con un alto nivel in-ring pese a que no me considero fan del chico de las gafas de sol. Una prueba fehaciente de que el tamaño no es un referente de la calidad del gladiador. O si el mismo tendrá éxito o no. Simplemente Bryan Danielson difícilmente pasa del 1.73cm y es uno de los mejores luchadores de la historia.
Lo que verdaderamente es un factor relevante es el tratamiento que se le de al bookeo del luchador. Un claro ejemplo son las luchas de AJ, Danielson ante Brock Lesnar. Luchadores que tuvieron claras oportunidades de ganar gracias a un buen trabajo a la hora de construirlos durante el combate, haciéndolos ver como retadores creíbles y no solo como un rival de turno para The Beast.
No es lo mismo bookear un encuentro donde el retador logra aprovechar un descuido del rival para tornar las cosas a su favor, que uno donde el retador se la pasa corriendo asustado el 90% del encuentro.
El público
El problema viene cuando gran parte del público que consume lucha libre, son redneck sureños, que tienen tatuada la segunda enmienda en el corazón. Personas a las que personalmente no recomiendo tomar muy en serio. Peor aún cuando los lideres de opinión que critican a ‘x’ luchador porque el mismo les resulta poco interesante, llegando a criticar a gente sumamente talentosa como puede ser el caso de Ronda o Lesnar, de los cuales abundan por montones.
Claramente personas que han sido previamente adoctrinadas por los medios para comerse la narrativa de que más grande es mejor, en especial cuando tomamos en cuenta que el mayor referente del negocio lleva años modificando su discurso para que todos pensemos que las cosas fueron así, aunque muy poca validez deberíamos darle a una empresa que borra luchadores de la historia dependiendo de la pierna con la que se levanten sus ejecutivos.
Conclusión
Es claro que no se puede cambiar una mentalidad que ha permeado en el consumidor desde el principio de los tiempos, pero si podemos romper una lanza a favor de lo que se considera está equivocado, cuando simplemente no lo está. Medir el talento de un luchador en base a su tamaño resulta algo tan risible como hacerlo en base a su color de piel o corte de pelo.
Y es un hecho que tampoco se va a cambiar el modelo que rige el negocio, siendo un modelo que ha demostrado dar buenos números, por más que las criticas puedan resultar poco favorables, al final del día, estamos respaldando el producto y eso es lo que realmente importa.
La conclusión es que ambas posturas tienen algo de verdad, pero también son engañosas, en primera, porque a lo largo de este artículo hemos desmontado esa idea de que hace falta tener buen físico para ser buen luchador. Y en segunda, porque aunque nos duela admitirlo, esto es un negocio, mismo donde si quieres tener éxito, deberás acatar algunas reglas no escritas para poder garantizar la mayor exposición posible.
Prueba de ello es la misma AEW, que si bien partió con solo dos nombres, al poco tiempo se hizo de Mox, Danielson o CM Punk. Que son garantía de buenas ventas, aunque siempre priorizando darle exposición a los chicos de casa, que considero al final del fía es lo más importante cuando quieres hacerte diferenciar del resto.
¿Y ustedes que opinan?, ¿Crees que el físico es algo importante en el negocio?
En otros temas