Abdullah The Butcher

Abdullah The Butcher, el luchador que infectó con hepatitis C

El polémico Abdullah The Butcher

Hoy en día, hablar de Abdullah The Butcher equivale a meternos en polémica. Esto es porque nos referimos al luchador hardcore que accidentalmente le transmitió hepatitis C a su rival en medio de una lucha. Resulta que al hacerle Abdullah el blade job, lo cortó con una hoja de afeitar que previamente entró en contacto con su propia sangre ya infectada. 

La situación generó muchas críticas en torno a Abdullah y su estilo, al punto de que hasta surgió la interrogante “¿Debería considerarse un luchador?”. Porque al fin y al cabo, ¿Luchaba? El planteamiento de sus combates carecía de moves y tras pelear generalmente solo con sus puños, convertía las luchas en un baño de sangre. De hecho, se ha hecho tantas veces el blade job en la vida, que una vez Mick Foley señaló que en sus cicatrices caben fichas de casino. 

Si revisamos un poco lo que fue su historia, es más fácil entender el contexto de Abdullah y cómo llegamos al grave caso de hepatitis C.

Los orígenes de Abdullah The Butcher

Lawrence Robert Shreve nació el 11 de enero de 1941 en Ontario, Canadá. Hijo de un miembro de la tribu indigena Blackfoot y de una mujer afroamericana, Shreve creció en un hogar empobrecido. Eran tales las carencias de su entorno que debió trabajar desde niño y ha declarado que solo llegó hasta 4° grado de primaria y nunca aprendió a leer o escribir.

Pese a sus limitaciones académicas, Shreve aprendió judo y karate de joven, al tiempo que desarrollaba una enorme complexión física. Con esas armas logró entrar a la lucha libre, luego de llamar la atención del promotor independiente de Montreal, Jack Britton. De este modo, debutó como luchador en 1958 a los 17 años. En un principio, Shreve lo hizo netamente porque así podía tener un mejor sueldo que el que ganaba en su trabajo, lo que le permitiría ayudar económicamente a su madre.

En sus primeros años Shreve entendió que el estilo que más le acomodaba sería ser un Rule Breaker. No hablamos de luchador hardcore, ¿Cierto? Y eso se debe a que por entonces, ni ese estilo ni el deathmatch existía. Lo que había eran Rule Breakers, tipos que hacían trampa en sus combates para golpear con objetos a sus rivales. Eso lo complementó con un personaje de monster heel facilitado por sus más de 160 kilos de peso. De hecho, uno de los apodos que le dieron fue “La ballena”.

Tal como la mayoría de los luchadores, Shreve probó con más de un nombre antes de dar con su personaje definitivo. Entre otros, fue Pussycat Pickens, Kuroi Jujutsushi y Zelis Amara, antes de que en 1967 se presentase como Abdullah The Butcher en NWA Vancouver. Pronto, se hizo patente que Abdullah era capaz de convertir un combate cualquiera en el que hiciese trampa en un baño de sangre. Asomaba uno de los fundadores del estilo hardcore.

El éxito de Abdullah The Butcher

Con el personaje de Abdullah, la carrera de Shreve despegó para convertirse en uno de los afroamericanos más importantes de la historia del negocio. Para empezar, salió de Canadá y comenzó a codearse con los luchadores grandes de la época de los territorios en USA.

Abdullah también se convirtió en un referente de Puerto Rico, lugar en el que su estilo violento encajó a la perfección y donde tuvo clásicos con Carlos Colon. En Japón en tanto y luchando principalmente para AJPW, tuvo grandes éxitos y amasó una enorme popularidad. De hecho, podemos hasta encontrar la huella de Abdullah en la cultura nipona, con personajes de ánime inspirados en su imagen e incluso pokemones. Un caso similar al de Terry Funk.

El éxito de Abdullah no se debía sólo a su innovador estilo violento. También era porque a nivel in-ring es una época en la que no se usaban muchos moves, primando más la capacidad de los luchadores de venderse como peleadores reales, tanto en el grappling con las sumisiones y en el striking con los golpes. Abdullah no tenía grandes dotes como técnico, pero ya mencionamos que tenía un background en artes marciales, y aparte de ser duro golpeando imponía mucho fisicamente.

Pero lo más importante, Abdullah tenía un personaje que pegó con el público. “El loco de Sudán” era un homicida sediento de sangre y eso lo demostraba sacando el clásico tenedor que siempre llevaba escondido en la bota. Complementaba su personaje con actitudes como comer carne cruda o insectos en entrevistas. Además y por ser su lengua el inglés, no hablaba para vender su origen africano, por lo cual usualmente tenía managers.

En unos años 70s en los que mucha fans creían que la lucha libre era real, compraron el gimmick de Abdullah, que el luchador conseguía que fuera tan salvaje como misterioso. El público le temía y recibió hasta amenazas de muerte. Tanto en su aterrador personaje como en su método de convertir luchas normales en carnicerías sanguinarias, suele ser comparado con otro que brilló en los territorios, The Original Sheik (no confundir con The Iron Sheik).

Abdullah era uno de los luchadores mejor pagados trabajando en los territorios, aunque tal como otros colegas en su posición en la época, no era suficiente como para hacerlo millonario. Hay una breve polémica al respecto. Según lo que ha afirmado Kamala, Abdullah era el intermediario entre los afroamericanos que querían luchar en AJPW y aprovechándose de su situación, les cobraba un tributo en dinero. Quienes no le pagaban eran vetados de la promoción.

Detrás de escena se dice que Abdullah estaba muy preocupado por ayudar a su madre y en cuánto logró estabilidad económica como luchador, gracias a él la anciana no tuvo que volver a trabajar en su vida. The Butcher también invirtió lo ganado en dos restaurantes ubicados en Japón y en Atlanta, USA. Los actualmente cerrados “Abdullah the Butcher’s House of Ribs and Chinese Food” ofrecían comida china y costillas.

La decadencia de Abdullah The Butcher

Se dice que uno de los motivos del éxito de Abdullah The Butcher en los territorios, es que aprovechó bien la variedad de públicos que ofrecía el sistema. Se movió entre las muchas empresas, aprovechando los réditos de ser una novedad y yéndose antes de aburrir. Pero en los años 80s WWE creció mucho y en contraposición también lo hizo Jim Crockett Promotions (la futura WCW).

Con la muerte del sistema de territorios, para mantenerse relevante había que establecerse en una de las dos empresas que dominaban el panorama. Por un lado, Vince McMahon no quiso invitar a Abdullah a WWE, ya que en medio de los 80s no veía dinero en la lucha hardcore. En WCW en tanto sí estuvo algunos años, pero tampoco terminó de adaptarse. Lo que quedaba de USA fuera de WWE/WCW eran las indies, empresas con las que tuvo que bajar mucho su sueldo habitual.

Entre la mala educación financiera de los luchadores y sus excesos, no son pocas las antiguas territorios que terminaron en la pobreza. Abdullah por su parte, culpa a su ex esposa de haberle robado cantidades importantes de dinero. Sea como sea, carecía de un colchón económico para cuando salió de los focos principales y la necesidad de subsistir no le permitió retirarse. Pasó las siguientes décadas luchando en las indies, incluso cuando ya era un anciano.

Abdullah tuvo la última lucha de su carrera el 2010. Venía luchando desde los 17 años y se retiraba definitivamente de los encordados con 69. Y fue en ese momento cuando recibió el peor golpe de su vida. El 3 de junio de 2014 un tribunal de Canadá falló a favor de Devon Nicholson, el luchador canadiense Hannibal, y condenaron a Abdullah a pagarle 2,3 millones de dólares. Hannibal fue el luchador que Abdullah infectó con hepatitis C.

El virus de la hepatitis C afecta al hígado con resultados variables, incluso mortales en ocasiones. Pese a que se puede tratar con medicamentos antivíricos, no tiene una cura definitiva y su transmisión es a través del contacto de sangre infectada. Aparte de los problemas medicos que contraen, los luchadores que la tienen suelen retirarse, dada la posibilidad de que accidentalmente infecten a otros colegas. Eso es el motivo del prematuro retiro de Nigel McGuinness.

Cuando en la lucha libre un luchador sangra de la frente suele ser porque ocurrió el “blade job”. Disimuladamente, ellos se cortan o los cortan con una pequeña hoja de afeitar y de ese modo venden el ataque con el objeto de turno. Abdullah era un experto en hacerselo a si mismo y a sus rivales, y él tomaba esa responsabilidad en sus combates. El detalle es que tenía la nada higiénica costumbre de reciclar las hojas las cuales lavaba después de las luchas. De ese modo infectó a Hannibal.

Hannibal se enteró de su infección cuando se hacía exámenes médicos para entrar a WWE, con quienes tenía un contrato de desarrollo. Pero tan pronto como se reveló su enfermedad, lo desvincularon de la empresa. De este modo, pudo sustentar la millonaria demanda por daños. Entre los muchos críticos que ganó Abdullah destaca Superstar Billy Graham, ex luchador que ha sufrido bastante por la hepatitis C. Entre otras cosas, solicitó que a Abdullah lo sacaran del WWE Hall of Fame y le deseó una muerte dolorosa.

Por su parte, Abdullah se ha defendido señalando que como es analfabeto, es incapaz de leer su correspondencia y en ese tiempo no había nadie que le prestase esa ayuda. De ese modo, no se enteró a tiempo del proceso legal y eso explicaría porque no se defendió y que incluso se dictaminase la condena sin que él estuviese presente. Vale señalar de todos modos, que arguyendo su mala condición económica actual, fue incapaz de pagar la fortuna que le costó la demanda.

La historia de Abdullah es bastante trágica. Sus éxitos podrían haberle permitido romper el círculo de pobreza de donde nació. Pero los promotores de lucha libre no suelen preparar a los luchadores para lo que viene después de sus carreras, ni tampoco les enseñan a administrar su dinero. De hecho, es tan ridículo como triste que habiendo viajado por todo el mundo Abdullah no aprendió a leer y probablemente dentro de su ignorancia ocasionó el accidente de infectar a Hannibal.

Abdullah The Butcher marcó un antes y un después en la lucha libre: fue uno de los mayores pioneros del hardcore y el deathmatch, uno de los primeros afroamericanos que llegaba tan lejos y asustó a toda una generación de fans con su personaje. Y el pago de la industria fue terminar con una vejez pobre y plagada de los problemas físicos de una carrera absurdamente larga, además del desprecio de una parte considerable de la propia industria.

Publicado por

Ignacio Salvo

Profesor de Historia, conocido en las redes sociales como Meñique. Bienvenido a un reino en que está prohibido hablar bien de las últimas temporadas de Games of Thrones y dónde la religión oficial es el culto a don Minoru Suzuki.

Exit mobile version