Goldberg campeón, ¿error o golazo?

En una hora indeterminada de la tarde, miro el móvil y veo que Goldberg vs The Fiend está a punto de empezar. Accedo a mi página de links no muy legales de confianza y, apenas unos minutos después, internet estalla entre lloros mayoritarios y picantes memes de quienes no ven esta decisión como algo necesariamente malo.

Que el tiempo de Goldberg ya pasó es algo más que evidente. Tras ese último run de 2017 que ya parecía muy tardío (aunque acabó siendo más que correcto), sus actuaciones en estos ridículos shows de Arabia Saudí evidenciaron su ya total falta de forma. No había justificación real para su inclusión pero, dado el surrealista mundo paralelo en el que se desarrollan estos eventos donde Mansoor equivale a Michael Jordan en playoffs de la NBA, los fans no prestaron demasiada atención más allá de las bromas. Es ahora, con una victoria por un campeonato mundial ante una “estrella emergente” como The Fiend cuando las redes han ardido. Que esto sucediese en vísperas de WrestleMania ha elevado la tensión a niveles insospechados.

¿Es esta situación tan crítica? Parece razonable que, de primeras, apostar por un wrestler tan de vuelta como Goldberg resulte casi ridículo. Que la victoria sea ante alguien de (en teoría)  presente y futuro, en una empresa que tiene una enorme carestía de estrellas jóvenes, ha hecho que cambio de campeón se vea como un suicidio a ojos de la mayoría. Sin embargo, creo que conviene alejar un poco el foco  de los árboles para tener una mejor imagen general del bosque.

En condiciones normales y conociendo a WWE la decisión podría ser calamitosa, pero WM es un contexto muy particular donde la atención de los grandes medios y de lo viral importa. WWE venderá sí o sí los tickets para el magno evento y el número de suscriptores a la Network no bajará drásticamente por una decisión como esta, pero WWE asegurará ponerse de nuevo en el ojo del huracán gracias a la polémica generada y a la fama de Goldberg. De cara a los titulares, hay mucho más dinero en Reigns vs Goldberg que en Reigns vs The Fiend.

A esto hay que añadir algo que es más subjetivo, pero que igualmente se está haciendo notar. The Fiend fue un proyecto muy interesante con unas “vignettes” fantásticas, pero su utilización ha sido nefasta. De esto no es solo culpable el booking, sino un personaje terriblemente difícil de manejar en un ecosistema como es el del pro-wrestling. Mantener a The Fiend en lo más alto era insostenible para el roster y para el producto, y esto sucedía al tiempo que el propio Bray Wyatt era incapaz de sostener en el ring lo que The Fiend proponía. Quitarle el título y rebajar su poder era algo urgente para WWE.

Para muchos, estos argumentos serán insuficientes o  incluso inválidos. Wyatt tiene sus fans y muchos argumentan que WWE con esto perderá definitivamente al fan habitual, harto de que viejos arrastrándose y sin motivaciones barran a los luchadores actuales pero… ¿van a abandonar los fans a WWE justo antes de WrestleMania? Lo dudo mucho, ya que la inmensa mayoría de los que ahora están enfadados decidirán que WM es la última oportunidad (que en su mayoría todos han concedido y concederán en múltiples ocasiones) que le dan a la compañía.  Viendo todos estos indicadores cabe preguntarse… ¿y si esto es el plan de WWE?

WrestleMania se asoma en el horizonte y los dos cinturones principales serán defendidos por perfiles relativamente similares. Dos estrellas veteranas y part-timers enfrentando a dos luchadores aún jóvenes y sobre los que la compañía planea cimentar su producto en los próximos años. Hay un hilo común evidente.

Reigns vs Goldberg puede completar la narrativa de un WrestleMania que gire en torno a este necesario relevo generacional. Drew vs Lesnar ya es el más que presumible main event donde WWE parece apuntar la necesaria consolidación del escocés. A Drew le urge un arco de personaje y una victoria tan colosal como esta puede ser un formidable pistoletazo de salida que muestre que, al fin, WWE está dispuesta a lanzar nuevo talento.

Los campeones mundiales de WWE habrán superado a una generación de hace varias décadas para, ahora sí, iniciar una nueva temporada donde ellos serán los protagonistas. ¿Por qué no querer un intenso y sencillo sprint entre Reigns y Goldberg donde Reigns emergirá como necesario y deseado ganador como preámbulo de Drew cerrando Wrestlemania como la nueva gran estrella de la empresa?

Parece que WWE nos dará también un AJ Styles vs Undertaker y, quizá, un Cena vs The Fiend. Si los resultados favorecen al talento a tiempo completo, no habrá ya dudas de que WWE habrá planteado WrestleMania como un choque generacional (el propio Reigns ya ha dado pistas sobre esto) capaz de atraer al fan nostálgico y casual, y mostrarle que hay talento para el presente y el futuro. Un simple 3-1 para contentar también a ese segmento atraído por leyendas sería igualmente funcional para este propósito.

Creo que el fan habitual de WWE sufre por un producto malo, sinsentido y conformista, por lo que entiendo la frustración que pueden producir situaciones como estas.  Parece que peco de optimista pero creo importante señalar que, hasta que WrestleMania no finalice, será pronto para emitir juicios sobre el rumbo real de la empresa a corto y medio plazo. La madre de todas las batallas se llevará a cabo en Tampa y, cuando los generales ya hayan revelado sus movimientos y todo termine, podremos decir quien ha sido el ganador.

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